En Ancestral Ink Tattoo Studio, ubicado frente a la plaza central de Vilcabamba, conocido destino de naturaleza y bienestar al sur del Ecuador, el colombiano Nelson Heredia ha realizado alrededor de 800 tatuajes, a locales y extranjeros, en pocos meses desde que abrió con su compañera el local de tatuajes que todos reconocen hoy en Vilcabamba.
Nelson y su compañera, Dayana, salen de su natal Ibagué en 2019, con rumbo al sur. Quieren conocer Perú y, antes, atravesar Ecuador. Mientras tanto, Nelson aprovecha su talento de tatuador, para ganarse unos dólares en el camino. Pero la pandemia los agarra en Montañita, y los encierros obligatorios frustran sus planes.
Deciden continuar lo más al sur posible para, cuando se abra la frontera, avanzar a Perú. Y es, entonces, cuando llegan a Vilcabamba, el pueblo donde sus vidas cambian para siempre.
Sin un centavo y sin la posibilidad de tatuar, porque todos están confinados, se enrolan como voluntarios en una finca, a cambio de comida y hospedaje. A los dos meses, se enteran de que Dayana está embarazada. Una nube gris los cubre. El viaje parece imposible.
Nelson se observa a sí mismo 14 años antes. Tiene 18 y se dispone a realizar su primera travesía por el interior de Colombia. Duda. Su primera hija acaba de nacer, pero sus ansias de viajar son más fuertes. Así que, para llevarla con él, en su piel, se tatúa su nombre: Sarha Sophia.
Al regreso de aquel viaje, se empieza a tatuar él mismo. No compra implementos, sino que construye su propia máquina. Desbarata un carrito a control remoto de su hermano, le saca el motor, y con cuerdas de guitarra hace las agujas. Ve algunos vídeos en YouTube y se lanza a la aventura.
En medio de esta pasión recién descubierta, empieza a estudiar Arquitectura en la Universidad. Se gradúa de arquitecto en 2016. Cuando obtiene su primer trabajo, invierte en comprar su primer kit de tatuaje, “un kit chinito para principiantes”. Tatúa a mucha gente, mejora sus técnicas y entiende mejor el tatuaje profesional.
“Vilcabamba fue una hermosa casualidad. Y lo mejor que nos pudo pasar”, dice y prosigue la historia, cuando se entera de que va a ser padre por segunda vez. “Recogimos dinero para la mercancía, equipos, camilla y demás. En 3 meses encontramos el lugar, ahorramos y trabajamos duro los dos. Hicimos todo desde cero. Esto nos permitió aprender a trabajar en pareja”.
Desde que abrió Ancestral Ink Tattoo tuvo muchos clientes. Y es que el estilo innovador que maneja Nelson no se encuentra en cualquier lugar. Cobra $25 por un tatuaje minimalista de 5 por 5 centímetros, y también maneja tarifas por hora. “Hay tatuajes que tardan 30 horas, que se hacen en diferentes sesiones. Para un diseño en realismo-color cobramos entre $40 y $50 la hora”, comenta, mientras mira dormir, plácidamente, a su bebé, Sumaq, ya de siete meses.
La clave del éxito, dice Nelson, “está en esa fuerza mental que tenemos las personas. Que cuando está todo en contra, podemos darle la vuelta a la situación, y hacer algo positivo con ello”.